viernes, 10 de agosto de 2012

Mariela Dreyfus. Perú

Basta señora de las bellas imágenes

Te hablo de la muerte como una vieja herida.
Ésa que conocemos y ahuyentamos
que a diario nos visita y sobrevuela
nuestro lecho de amantes desvelados.

Amor: anoche - anoche justamente-
entornada la puerta intentamos atrapar el instante
tres minutos o diez entrelazados ajustados los dedos
ahuyentando a la dama de negro que aparece
en las caricaturas de la tele y en la prensa y se viste
de huracán o de hambre, de diaria cuchillada, de estallido
y leyendo noticias nos desíerta y despierta a los niños
y nosotros, amor, ¿qué podremos hacer para que no se asusten
y sonrían aún y salgan correteando hasta el patio
pateando una pelota, llevando su lonchera calentita a la escuela?

Y yo, amor, ¿qué hacer entonces para que no se asusten
sino retroceder, olvidar esa imagen de mi cuerpo saltando
             abierta la ventana nueve pisos
y qué haré sino aferrarme, atarme a las patas de la mesa
o a la olla en que hierven las patatas, a la hora del té o de la medicina?

Y tú amor, ¿qué harás sino tomarme y susurrarme
y que sea tu sombra bella sombra la que entonces
me libre de malos pensamientos y me aleje
de la señora muerte nuevamente
sólo un instante aquí y sólo ahora.

Mariela Dreyfus. Perú. Lima. 1960
Fotografía: Patroclo de la Barca

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